Reducción de aranceles: ¿qué pasaría si traemos al Real y al Barcelona a jugar el campeonato peruano?

¿Qué creen ustedes que pasaría si traemos al Real Madrid de Mourinho y Cristiano Ronaldo y al Barcelona de Guardiola y Messi a jugar el campeonato peruano? Lo más probable es que ambos equipos españoles se “paseen” en nuestro alicaído campeonato y que goleen cada domingo. Como consecuencia de ello, es muy probable también que los equipos locales pierdan seguidores e ingresos en materia de entradas, derechos televisivos y publicidad.  Los equipos locales, ergo, se verían claramente afectados por esta apertura del campeonato nacional a la competencia extranjera.

Pero, si hacemos un análisis más integral y de largo plazo, debemos preguntarnos también si eso sería bueno o no para el campeonato peruano en general, y si sería bueno o no para los “consumidores” del fútbol: los hinchas y espectadores. Yo creo que sí. Creo que el consumidor apreciaría a los mejores jugadores del mundo en vivo y en directo. Quizás las entradas al estadio subirían de precio, pero sin duda no llegarían a ser tan caras como un pasaje Lima – Madrid y una entrada al Santiago Bernabéu (lo que actualmente tendríamos que pagar para ver a los clubes mencionados). Además, con el tiempo, el mayor roce ganado en la competencia con los gigantes españoles mejoraría el nivel de los equipos. Irían a las torneos sudamericanos mejor preparados. Algún know how podrían absorber. Los ingresos incrementarían en los partidos de local contra estos equipos. El resultado neto (es decir, comparados los perjuicios a los clubes locales versus los beneficios al campeonato al general y a los hinchas), entonces, sería positivo.

Propongo el ejemplo a raíz de que la semana pasada entró en vigencia la reducción de  3,401 partidas arancelarias aplicables a diversos productos, principalmente en el rubro de lácteos, ganadería, agricultura y vehículos. En algunos casos los aranceles se reducen al 0%, y el arancel promedio se ha reducido de 5% a 3,4%.

La medida ha sido criticada por algunos atendiendo a que podría causar una disminución de sus ventas, afectando las inversiones a largo plazo de los empresarios locales (que las realizaron previendo ciertos niveles de demanda, sin competir con productos del extranjero).

Yo personalmente estoy de acuerdo con la eliminación (o por lo menos reducción) de aranceles en todos los mercados. Si bien es cierto que la competencia extranjera va a causar un daño a los empresarios locales, este no es otro que el denominado “daño concurrencial” originado en las menores ventas que la competencia te puede quitar (si es que te las quita, porque el número de compradores no es fijo ni limitado, por lo que la entrada de nuevos competidores no implica necesariamente la reducción de ventas de los competidores actuales: es posible que se capten nuevos compradores). La pregunta entonces es ¿por qué el daño concurrencial es lícito cuando es local e “ilícito” (digamos, el Estado lo combate en parte con aranceles) cuando es extranjero? Por lo demás, lo particular del daño concurrencial (a diferencia, por ejemplo, del daño físico) es que no afecta los recursos de quien es perjudicado, sino que los deja libres para hacer negocios con otros compradores (en el extranjero por ejemplo) o incluso para dedicarlos a otras actividades.

Debe tomarse en cuenta que “proteger” a nuestros empresarios de la competencia extranjera es condenarlos a permanecer en un segundo nivel. Y es que sólo enfrentándose a las “grandes empresas extranjeras” es que las empresas locales se ven forzadas a volverse más eficientes y competitivas (así como nuestros equipos serán más fuertes si se enfrentan con frecuencia a los mejores equipos del mundo), todo ello en beneficio de quien debería ser el principal protagonista en este debate: el consumidor.

En efecto, considero que lo correcto es analizar el tema de los aranceles desde el punto de vista de los consumidores, que constituyen un grupo de interés mucho mayor que el de los empresarios. Los aranceles permiten una mayor entrada de competidores extranjeros y, por ende, en condiciones razonables de competencia (que se dan precisamente en todos los mercados en los que se ha liberado aranceles) los precios, calidades de los productos tenderán a ser mejores. Las tasas de crecimiento económico e índices de manufactura de los últimos 20 años ratifican esto. Mientras los aranceles han bajado, el PBI e incluso la producción nacional han aumentado.

Un argumento frecuentemente utilizado para defender que se mantengan o impongan aranceles es que “los otros países también los cobran” o que imponen subsidios, producto de lo cual se genera una competencia desigual. Incluso así, creo que los beneficios al consumidor exceden largamente los perjuicios causados a los productores, por lo que la única salida es la “rendición unilateral” en términos de Epstein (EPSTEIN, Richard. El Libre Mercado bajo Amenaza. Cárteles, políticos y bienestar social. Lima: UPC, 2007. p. 105. Versión en inglés disponible aquí). Epstein, aplicando las ideas de David Ricardo, señala que aquél país que establece aranceles a las importaciones no hace más que perjudicarse a sí mismo, aun cuando los otros países no impongan aranceles similares en represalia. Ello se explica en la medida que el valor relativo de las monedas en cada país no permanecerá igual después de la fijación del arancel. La disminución de la demanda de un determinado grupo de bienes importados reducirá la demanda de la moneda en la que dichos bienes sean vendidos. La moneda local, por lo tanto, se tornará más cara en comparación con la moneda extranjera, lo que a su vez constituirá una barrera para las exportaciones.

3 Responses to Reducción de aranceles: ¿qué pasaría si traemos al Real y al Barcelona a jugar el campeonato peruano?

  1. Interesante perspectiva, aunque el hecho de eliminar los aranceles o bajarlos considerablemente nos pone en sincera desventaja cuando otros países quieran hacer TLCs con el nuestro, debido a que sin haber negociado un intercambio comercial justo para ambas partes, ya les estamos dando beneficios.

    Otra observación se desprende de lo dicho por este mismo autor: «En efecto, considero que lo correcto es analizar el tema de los aranceles desde el punto de vista de los consumidores, que constituyen un grupo de interés mucho mayor que el de los empresarios…»

    Creo que olvida que quienes justamente consumirán estos productos no son los empresarios sino los trabajadores de estos, es decir que afectando la economía de estas empresas se producen despidos por ende, ¿Quiénes serán los que comprarán estos productos importados de «mejor calidad»?

    Por exponer un ejemplo, el sector manufacturero se ha visto afectado desde hace mucho por la importación de productos chinos, esto ha ocasionado despidos y escasez de oferta laboral, entonces, con qué capacidad adquisitiva se moverá el mercado interno si las empresas nacionales quiebran o reducen su capacidad de producción.

    Y en analogía con su ejemplo futbolístico, nosotros sabemos que el fútbol peruano tiene poco nivel pero a pesar de eso hay gente que va a los estadios a ver a su equipo por una cuestión emocional, no le importa ver jugadas memorables, sólo verlo ganar (por eso es que se pagan interesantes cifras por los derechos televisivos) y si no gana, no van (así sea Barcelona o Real Madrid el que lo haga), hay una cuestión sentimental muy fuerte en el imaginario local, como la campaña publicitaria de «CÓMPRALE AL PERÚ», obviamente con esto de la reducción de aranceles, claramente se contradicen.

  2. Estimado Carlos,

    Gracias por visitarnos y comentar. Te respondo punto por punto.

    1) Mantener los aranceles para tener «armas» en la negociación de acuerdos bilaterales: Este es un argumento frecuentemente esgrimido para defender que se mantengan los aranceles existentes. En primer lugar creo que no es tan cierto, ya que la posición que el otro Estado tendrá con un tratado (tipo TLC) siempre será mejor que sin él, ya que sin tratado el Perú podría reinstaurar o volver a subir los aranceles para un determinado grupo de productos (más allá de las obligaciones con la OMC). Por lo tanto, aun sin aranceles se puede negociar un tratado, prometiendo a la contraparte no aplicar aranceles a determinados productos. Por otro lado, incluso asumiendo que el mantener aranceles sea efectivamente un «arma de negociación». ¿Se justifica tener al consumidor de «rehén» (es decir, pagando precios más altos) hasta que se celebre efectivamente un tratado. Finalmente, no podemos olvidar que frente a los mercados más grandes (EEUU, China, Europa), un país como el Perú no es tan atractivo por lo que nos van a exportar (finalmente tienen muchos compradores similares e incluso con mayor volumen) sino por lo que nosotros vamos a exportar: China quería nuestro mango y uva tanto como quería que sus textiles entre libres. O a veces hay otros intereses en juego (como EEUU con la lucha antidroga).

    2) Despido de empleados y bienestar del consumidor: Acá también hay varios puntos. Uno primero y muy importante es aclarar que la demanda no es estática. Eso quiere decir que el número de consumidores no es fijo. La entrada de nuevos competidores no necesariamente le «quita» todos «sus» consumidores a las empresas incumbentes. Es posible también que ante la entrada de una oferta variada, nuevos consumidores entren al mercado Siguiendo con el ejemplo futbolero. Muchos hinchas se han alejado del fútbol peruano desilusionados por su bajo nivel. Si vienen a Lima el Real o el Barza, no necesariamente le quitan hinchas a la U o Alianza. Es posible que gente que veía sólo tenis, o que no veía ningún deporte, empiece a ir al estadio. Lo mismo pasa con los productos importados.

    Por otro lado, aun asumiendo que la reducción de aranceles afecte el empleo. ¿Qué tan legítimo y eficiente es mantener ese tipo de empleo? artificial, derivado del proteccionismo. El sistema legal, creo, debería fomentar que los precios vayan hacia abajo, no hacia arriba. Así podemos comprar más cosas con menos plata.

    Finalmente, no olvides que la mayoría de peruanos somos empresarios o independientes, sólo una minoría tiene empleo formal. Por eso me ratifico en que los consumidores en general son un grupo mucho mayor de interés, al que se debe tener en cuenta al debatir el asunto de los aranceles.

    Nuevamente, gracias por el comment.

    Saludos,

    Mario

  3. Hugo Gómez A. dice:

    Mario, coincido contigo.

    Si un arancel baja de 5% a 0%, evidentemente ganan los consumidores, pero el mensaje al productor nacional es que se vuelva más eficiente. Si reduce sus costos de producción de modo que pueda bajar sus precios en 5%, se habrá vuelto más fuerte, más competitivo. Hacia afuera se le abrirán oportunidades de negocio, pues podrá ingresar a otros mercados con precios más competitivos.

    Saludos

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